O aseo e o vestido.
En Atenas los establecimientos de
baños públicos existían desde el siglo V a. de C. Los clientes
utilizaban unas bañeras planas con un asiento bajo en la parte de atrás,
y también piscinas. En muchos de estos establecimientos parece que
había salas reservadas para las mujeres, pero seguramente las
frecuentarían sólo las atenienses de condición modesta, las cortesanas y
las esclavas; las atenienses de la burguesía se bañaban en su casa.
Los griegos no
conocían el jabón. En el baño se debía utilizar bien un carbonato de
sosa impuro, bien una solución de potasa, o bien arcilla especial. Les
gustaba bañarse antes de cenar.
Los griegos no
empezaron a afeitarse completamente la barba y el bigote hasta después
de Alejandro. En la época clásica, cuando se habla de una navaja siempre
se trata de un accesorio del aseo femenino, ya que, para hacer
desaparecer por completo el vello superfluo, las mujeres se depilaban
con el candil o por medio de pastas especiales, pero también utilizaban
navajas.
Después de las
guerras médicas, en Atenas los niños eran casi los únicos que seguían
llevando el pelo muy largo: cuando se aproximaban a la edad de la efebía
se lo cortaban y lo consagraban a los dioses. Las mujeres libres sólo
se cortaban el pelo temporalmente en señal de duelo.
Las mujeres utilizaban cremas de belleza, toda clase de perfumes y maquillaje.
El antiguo vestido
griego, y también romano, no se adaptaba a la forma del cuerpo mediante
el corte y la costura, era un vestido suelto. Consistía simplemente en
un rectángulo de tela, que envolvía muy libremente el cuerpo y sólo lo
sostenía en algunos casos un cinturón, broche o algunos puntos de
costura.
Los hombres no llevaban ropa interior debajo de la túnica. El modelo más sencillo de túnica era la exómida,
prenda que dejaba un hombro al descubierto; era el vestido de trabajo
por excelencia de los esclavos, así como de todos los obreros libres y
la mayoría de los soldados. La túnica propiamente dicha o citwvn se
ataba a los hombros con prendedores o cintas, y se ajustaba mediante un
cinturón. Para dormir no se quitaban la túnica, que servía de camisa
durante el día y de camisón por la noche. Los niños llevaban túnicas
cortas sin cinturón.
El manto habitual de los griegos, el himation,
era un rectángulo de lana de una sola pieza con el que se envolvía el
cuerpo sin nada que lo sujetase. La clámide, el manto por excelencia de
los soldados, efebos y caballeros, era de un tejido tosco y tieso, y
siempre iba sujeto al hombro.
En principio el
vestido femenino no difiere del masculino. Se trata del peplo, una
especie de chal de lana, atado a los hombros mediante una fíbula, y que
podía ser totalmente abierto por uno de los lados o cerrado con costura.
Este peplo, aunque las más refinadas dejaran de usarlo, siguió siendo
el traje de las campesinas y de la mayoría de las mujeres del pueblo,
además de las esclavas.
Además del peplo, las mujeres vestían usualmente tres prendas: una especie de camisa sobre la piel (citwvnion), una túnica larga hasta los pies (citwvn), y el manto.
En
la época clásica, en la vida cotidiana, las joyas estaban prácticamente
reservadas a las mujeres, excepto los anillos con chatón que los
hombres utilizaban para grabar su sello (sfragís) en arcilla o
cera. Las mujeres llevaban con mucha frecuencia collares, pulseras,
pendientes y aros alrededor de las piernas. Entre los accesorios no hay
que olvidar el abanico y la sombrilla, muy útiles en un país tan cálido y
soleado como Grecia.
Los atenienses no
solían usar zapatos en casa, pero fuera se utilizaban por lo general
zapatos y sandalias. Los zapatos de las mujeres tenían formas mucho más
variadas y elegantes que los de los hombres. Para parecer más altas, las
mujeres utilizaban una especie de tacón que se ponía entre el pie y el
zapato.
Por lo general, los
hombres van con la cabeza descubierta por la calle, y sólo se cubren la
cabeza en el campo. Las mujeres se cubrían la cabeza con un pliegue de
su túnica o manto, levantado a modo de capucha.
O aspecto persoal.
Até
mediados do século III a. de C. aproximadamente os romanos non se
afeitaban a barba nin se cortaban o cabelo. Os que estaban de loito
deixaban crecer descuidadamente a barba e o cabelo.
Houbo
moitos tipos de peiteados femininos. As mozas recollíanse os cabelos
nun nó ou en trenzas. As señoras casadas preferían o peiteado. Tamén
utilizaban postizos e tinguiduras para cambiar a cor do cabelo.
O
vestido romano por excelencia era la toga. En un principio las vestían
tanto los hombres como las mujeres, aunque más tarde pasó a ser
utilizada sólo por los hombres. La toga consistía en un semicírculo de
tela, gruesa en invierno y fina en verano, muy complicada de poner y que
dejaba el brazo derecho libre. Según los adornos que llevara la
toga, non a vestían nin os escravos nin os plebeyos.
Baixo a toga, e cun longo até o xeonllo, levaban a túnica, que cinguían cun cinto e adornaban cunha banda.
A
muller vestía xeralmente unha túnica que lle chegaba até os pés. A
túnica adoitaba estar confeccionada de la, algodón ou liño, dependendo
da época do ano. Sobre a túnica levaban a estola, o vestido propiamente
devandito. Cando a muller saía de casa cubríase cun manto (palla), que
lles deixaba o brazo dereito ao descuberto.
As mulleres adoitaban usar abanico.
O calzado, tanto de homes como de mulleres, consistía en sandalias, zuecos ou zapatos. A única diferenza era a cor e o curtido da pel utilizada para a súa confección.
O calzado, tanto de homes como de mulleres, consistía en sandalias, zuecos ou zapatos. A única diferenza era a cor e o curtido da pel utilizada para a súa confección.