lunes, 1 de febrero de 2016

A VIDA COTIÁ EN GRECIA E ROMA


          

A xornada dun cidadán ateniense



El griego antiguo era madrugador: se levantaba normalmente al rayar el alba y hacía unos ligeros ejercicios gimnásticos. Después de lavarse con agua del pozo de la casa, el ateniense tomaba un desayuno (acratismos), que solía consistir en algunos trozos de pan de cebada o de harina humedecidos en un poco de vino puro. También podía hacer una comida más abundante añadiendo unas aceitunas o higos. 
            Por lo general, cualquier clase de reunión, las de la Asamblea, de los tribunales, las fiestas religiosas y la jornada de trabajo empezaban cuando salía el sol. 
            La vida cotidiana del ciudadano ateniense está dominada por la atención que requieren los asuntos del Estado, al menos en principio, pues es evidente que los campesinos del Ática no podían dejar continuamente a sus mujeres y el trabajo del campo, pues hay que tener en cuenta que las sesiones de la Asamblea en ocasiones duraban todo el día, y se celebraban al menos cuatro veces al mes. El ateniense de la ciudad no solamente participaba en estas frecuentes asambleas, sino que también podía ser nombrado durante un año magistrado o juez, y en ese caso los asuntos públicos acaparaban la mayor parte de su tiempo. 
            Hacia la mitad del día, o a lo largo de la tarde, los griegos tomaban una comida bastante frugal o rápida. Después de comer, los atenienses acudían a una de las muchas barberías, que eran, al mismo tiempo, los mentideros de la ciudad: allí se recibían y comentaban noticias de todas clases llegadas a la ciudad. Algunos de ellos también merendaban al atardecer, pero la comida más copiosa es, con diferencia, la que se tomaba al final del día, o incluso después del anochecer, la cena (deipnon). 

As divisions do día. 
Las horas no se podían contar en la antigua Grecia de una forma muy exacta. No obstante, a mediados del siglo V a. de C., los griegos disponían ya de dos aparatos para medir el tiempo: el cuadrante solar o gnomon, heredado de Oriente, y la clepsidra o reloj de agua, que indicaba el tiempo transcurrido por el paso regular de una cantidad determinada de líquido. El reloj hidráulico, basado en el mismo principio de la clepsidra, todavía no existía en la época clásica. 
            En Atenas, la aguja vertical trazada sobre el plano horizontal del gnomon por el astrónomo Metón en la Pnix, o las agujas de los cuadrantes solares, algunos de los cuales son portátiles, eran las que indicaban en realidad el momento fijado para una cita. La longitud de esta sombra se medía en pies.  
           
Alimentos e bebidas. 
La base de la alimentación de los griegos la constituían los cereales, trigo y cebada esencialmente. La harina de cebada amasada en forma de torta era la maza, alimento esencial en la vida cotidiana. También se comía el pan de trigo candeal, pero la maza era más barata y los pobres se tenían que contentar con ella la mayoría de las veces. 
            Todo alimento sólido que se comía con pan durante una comida se llamaopson: verduras, cebollas, aceitunas, carne, pescado, fruta y golosinas. Las verduras escaseaban  y eran relativamente caras en la ciudad, excepto las habas y las lentejas, que se comían sobre todo en puré. También se comía mucho ajo, así como queso y cebollas, sobre todo en el ejército. 
            La carne era rara, excepto la de cerdo, y los pobres de la ciudad sólo la comían de vez en cuando, con ocasión de algún sacrificio, pues casi todas las fiestas religiosas incluían escenas de matadero y carnicería y terminaban en comilonas. 
            La mayor parte de los atenienses de la ciudad tenían que alimentarse más a menudo de pescado que de carne. El pescado, junto con el pan, era quizá el alimento esencial de la población urbana. Cualquier aumento del precio de las sardinas y de las anchoas de Falero preocupaba a la gente humilde, que tenía que verse privada de uno de sus platos cotidianos más apreciados. El mercado de pescado era uno de los más frecuentados y pintorescos del Ágora. También gustaban mucho los atenienses de los mariscos, los moluscos, como la sepia y los calamares.
            La comida podía terminar con un postre consistente en fruta fresca o seca, sobre todo higos, nueces y uvas o dulces con miel. 
            Las mujeres de la casa, sobre todo las esclavas, eran las que cocinaban por lo general. Sin embargo, a partir del siglo IV a. de C. surgen cocineros y pasteleros profesionales. 
            Casi todas las comidas se tomaban con los dedos, pues no conocían el tenedor. Las tortas planas de maza o de candeal se podían utilizar como platos, pero también había platos y escudillas de madera, barro o metal y, para comer los caldos y purés, cucharas muy parecidas a las nuestras. El cuchillo era necesario para cortar la carne. 
            El plato que más tomaban los espartanos, en sus comidas en común, era el famoso el caldo negro, una especie de guiso muy sazonado, con ingredientes como carne de cerdo, sangre, vinagre y sal. 
            Un alimento intermedio entre la comida sólida y la bebida es el kykeón, pócima ritual de los misterios de Eleusis, pero que también a los campesinos griegos les gustaba tomar en sus casas. Era una mezcla de sémola de cebada y agua que se podía aromatizar con diversas plantas como el poleo, menta o tomillo. 
            Para beber se servían cuencos de madera o metal y copas de barro. Seguramente la bebida más refrescante era el agua. También se bebía leche, sobre todo de cabra, y una especie de hidromiel, mezcla de miel y agua. Pero la viña aportaba la bebida real, el «regalo de Dioniso». El vino se conservaba en odres de piel de cabra o de cerdo, mientras que el que se exportaba se introducía en grandes tinajas de barro. 
            Pocas veces se consumía vino puro. Antes de cada comida, en una gran jarra llamada crátera, se hacía una mezcla de agua y vino, más o menos fuerte. Los criados lo sacaban de la crátera con unos cacillos muy largos, de metal o de barro, y llenaban las copas de los invitados. 

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